Herpes zóster: quiénes tienen mayor riesgo y cómo protegerse
Herpes zóster: quiénes tienen mayor riesgo y cómo protegerse

El herpes zóster, también conocido como “culebrilla”, es una infección viral que causa una erupción dolorosa. Afecta a personas que han tenido contacto previo con el virus varicela-zóster, que causa la varicela, y puede reactivarse posteriormente. (1)
La incidencia del herpes zóster varía entre 1.2 y 3-4 casos por cada 1000 personas al año. En personas jóvenes, la incidencia es de 3.9 por cada 1000, mientras que en pacientes mayores de 65 años se estima en 11.8 por cada 1000 personas. (2)
Las personas con culebrilla suelen presentar un sarpullido que, en general, afecta un dermatoma específico del cuerpo y se asocia con dolor, picazón y ardor. La complicación más frecuente es un dolor crónico en el nervio afectado, denominado neuralgia postherpética. (1)
El sarpullido del herpes zóster suele manifestarse como una franja de ampollas que rodea el lado izquierdo o derecho del torso. En algunos casos, la erupción aparece alrededor de un ojo o en un lado del cuello o la cara. (3)
Cualquiera que haya tenido varicela puede desarrollar herpes zóster. Después de recuperarse de la varicela, el virus ingresa en el sistema nervioso y permanece inactivo durante años. Sin embargo, no todas las personas que han tenido varicela desarrollarán herpes zóster. (3)
La frecuencia y gravedad de esta enfermedad son mayores en individuos inmunosuprimidos, ya sea por tratamientos con quimioterapia o por medicamentos inmunosupresores, como es el caso de pacientes trasplantados. (1)
El diagnóstico del herpes zóster se realiza principalmente de manera clínica. En casos dudosos, puede confirmarse mediante un cultivo virológico de las vesículas en la fase inicial de la enfermedad. (3)
En los pacientes inmunodeprimidos existe riesgo de diseminación del virus con afectación de otros órganos, lo que conlleva un peor pronóstico. El herpes ocular presenta un pronóstico más grave debido a la posibilidad de evolucionar a ceguera. Es una enfermedad contagiosa, y durante su curso se debe evitar el contacto con personas que no hayan estado expuestas previamente al virus, especialmente inmunosuprimidos y mujeres embarazadas. (4)
Las complicaciones del herpes zóster incluyen: infección bacteriana secundaria, neuralgia postherpética, mala cicatrización, parálisis nerviosa y encefalitis en caso de enfermedad diseminada. (2)
Como medida preventiva, se recomienda la vacuna recombinante contra el herpes zóster (Shingrix), indicada para adultos mayores de 50 años y adultos mayores de 19 años con un sistema inmunitario debilitado por enfermedades o tratamientos. Se administra en una serie de dos dosis, siendo la segunda entre 2 y 6 meses después de la primera. Se recomienda que las personas que hayan tenido culebrilla o que hayan recibido la vacuna contra la varicela también reciban esta vacuna, ya que la vacuna ha demostrado una eficacia de más del 90% en la prevención de aparición de la enfermedad. (5)
REFERENCIAS
- CDC. (2024, julio 15). About shingles (herpes zoster). Shingles (Herpes Zoster). https://www.cdc.gov/shingles/about/index.html
- Herpes zoster: qué es, síntomas, diagnóstico y tratamiento. Clínica Universidad de Navarra. (s/f). https://www.cun.es. Recuperado el 6 de septiembre de 2024, de https://www.cun.es/enfermedades-tratamientos/enfermedades/herpes-zoster
- Johnson, R. W., Alvarez-Pasquin, M.-J., Bijl, M., Franco, E., Gaillat, J., Clara, J. G., Labetoulle, M., Michel, J.-P., Naldi, L., Sanmarti, L. S., & Weinke, T. (2015). Herpes zoster epidemiology, management, and disease and economic burden in Europe: a multidisciplinary perspective.


